¡DURMIENDO CON EL ENEMIGO!

Narra una historia que en cierta ocasión alguien visitó a un ermitaño, a quien indagó sobre qué hacía allí. El anciano le respondió: “tengo mucho trabajo”. ¿Cómo es posible?, preguntó el visitante. El solitario hombre le dijo. Tengo que adiestrar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y domar un león.

Extrañado el forastero, preguntó: ¿Y, dónde están? El hombre le reveló. Los dos halcones son mis ojos que se lanzan sobre toda presa, las dos águilas son mis manos que quieren tocar todo, los conejos son mis pies que quieren ir a todas partes, la serpiente es mi lengua, que aunque esté encerrada en una jaula de 32 barrotes, apenas se abre la puerta, está lista a morder; el asno es mi cuerpo, obstinado y siempre cansado, y el león es mi corazón, quiere ser el rey, vanidoso y orgulloso.

Aunque parezca increíble, el verdadero enemigo habita dentro de cada persona, siempre ha estado allí, acompañándola a todas partes y aún compartiendo sus sueños. Es usted mismo. Ese enemigo se le conoce con el nombre de: Inconsciente.

Es esa parte de la mente que ocupa el 95% de la capacidad de la memoria. En éste almacen, están registrados todos los acontecimientos que durante tu vida se han presentado, sin excluir las experiencias desarrolladas dentro del vientre de tu madre y que ella se encargó de transmitirte con lujo de detalles a través de su emotividad.

Es como si fuera la caja negra de un avión que va grabando todas las conversaciones que se presentan en cabina. Claro, que a diferencia de esta caja, el inconsciente tiene el poder de emitir esas órdenes guardadas en acciones que se convierten en resultados.

Allí, se alojan lo que se conoce como creencias, que determinan tu verdad frente a la vida, son como brújulas a través de las cuales interpretamos la realidad. Estos filtros organizados de la percepción comunican una orden directa al sistema nervioso reproduciendo esa situación que viviste cuando niño en una acción exterior.

La manera para llegar directamente a la mente inconsciente es a través de las experiencias recibidas por los sentidos y el contenido de carga emocional que estos mensajes contienen. Es como si de adultos se viviera la misma película que cuando niños, pero a la inversa ya no como víctimas sino como protagonistas.

Las creencias se forman principalmente mediante el aprendizaje del hogar, estudios hablan que de los cero a los 8 años se forma el 85% de la personalidad. Si hoy vives una situación desagradable en tus relaciones interpersonales, con tú pareja, tú jefe o cualquier otra persona, sólo analiza cómo fue tú relación en casa entre tus padres, cómo te trataban  y verás que descubres que hay similitud entre lo que viviste en el hogar y lo que hoy es tú realidad. De alguna manera, sin que lo notemos a simple vista, estamos representando el papel de mamá o papá.

En Programación Neurolingüística, esto se conoce como modelar, es decir aprendemos a través del ambiente que nos rodea y luego lo representamos en nuestras vidas. El modelaje funciona para lo bueno como para lo malo. Así, por ejemplo si deseas obtener éxito, simplemente observa a quien lo haya logrado y modela la forma como esta persona lo logró.  Es el mismo proceso que realiza un antisocial, modela a otro que le enseña.

También aprendemos a través de las situaciones especiales que nos suceden, por ejemplo, una joven violada cuando niña, adquiere conductas de resentimiento o rabia, afectando su comportamiento hacía los demás, sin que a veces ni ella misma pueda reconocer conscientemente porque es así.

Por nuestros resultados anteriores, si fueron malos o buenos, esto afectará de una u otra manera la realidad. Aquí es necesario entender que los fracasos son pasos que a veces son necesarios para asimilar el proceso de aprendizaje, pero depende del punto de vista con que lo asimiles.

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