Todos los seres humanos hemos sentido miedo o temor alguna vez en la vida. Éste es tal vez el obstáculo más grande que existe para encontrar el éxito. Los miedos son creaciones mentales que se alojan en la mente inconsciente y que por lo general han sido legados o regalos que nos han hecho otros desde niños.
Son estados mentales y emociones que generan grandes cambios a nivel fisiológico y químico en el cuerpo humano. Pueden acelerar los latidos del corazón, elevar la presión arterial, generar temblor, sudor, frio o debilitar a la persona que lo padece. Según estudios, existen cuatro grandes miedos: a lo desconocido, al rechazo, al fracaso y al éxito.
El temor a lo desconocido, generalmente nos ha sido inducido por la educación y la misma familia. Desde pequeño se le enseña al niño a ser cauteloso, se estimula la prudencia y la precaución, impidiéndole desarrollar la creatividad y la aventura. Este temor impide tomar riesgos. Cuando Cristóbal Colón partió con rumbo DESCONOCIDO en busca de una nueva ruta, sintió temor, pero estaba convencido que lograría su propósito, lo mismo le sucedió a Simón Bolívar y a muchos hombres más que se aventuraron a lo desconocido. La mejor manera de liberarnos de este temor es desarrollando una buena autoimagen, enfocándose en la visión, en las metas y creyendo en sí mismo.
El otro temor es al Rechazo. Este miedo es el causante de que muchas personas fracasen y no vuelvan a levantarse, es como el miedo al qué dirán. Tenga en cuenta que cuando alguien le rechaza, no lo hace a usted, es a sus ideas. Quienes mejor eliminan este miedo son los vendedores, ellos aprenden a convertir los NO, en enseñanzas, lecciones para mejorar, para adquirir más habilidades y lograr la venta proyectada. Aprenda las lecciones de la vida, no importa que lo rechacen una, dos o más veces, siga adelante persistiendo hasta lograr sus objetivos, nunca se rinda.
El otro miedo es al Fracaso. Le sugiero elimine esta palabra de su léxico, reemplácela por resultado, los ganadores entienden que en la vida no existen fracasos, existen resultados, si algo falla, toman medidas y cambian los procedimientos, pero nunca desisten. La filosofía del fracasado advierte: “si no logras triunfar en tú primer intento, asegúrate de destruir toda evidencia de que trataste”. No se preocupe por los resultados, preocúpese por las oportunidades que perderá si nunca jamás lo vuelve a intentar. A pesar de los resultados, nunca cambie sus objetivos y metas.
Tenga en cuenta que el éxito siempre es escurridizo y sólo se revela a aquellos que siguen adelante, que nunca se rinden, por nada del mundo se rinda, continúe aunque aparentemente parezca imposible. Todo es posible para quien cree que lo es, algo deja de ser imposible hasta que alguien lo logra.
Cito una historia real, la vida de Edmund Hillary, fue el primer hombre en llegar al monte Everest, localizado a una altura de 8.848 msnm en el Himalaya. Durante varios años insistió en su aventura de conquistar la montaña más alta del mundo. En cierta ocasión lo invitaron a una reunión social en la que se elogiaba su coraje y persistencia, a pesar de no haberlo logrado. Edmund Hillary ingresó por la parte trasera del auditorio, tan pronto fue visto el salón se llenó de aplausos, en la tarima colgaba una fotografía grande del Everest. Él ingresó mirando esa fotografía de frente, ignorando los aplausos a sus espaldas, se detuvo frente a la imagen, levantó las manos apretando los puños mientras decía: “Tú has ganado esta vez. Pero tú no vas a crecer un centímetro más, en cambio yo todavía estoy creciendo”.
Usted que lee este artículo, que le quede claro, usted nació para ganar, nunca permita que le digan lo contrario. Como dice un proverbio chino: “No importa que te caigas siete veces, mientras te levantes ocho”.