¿Sabe cómo se amaestra una pulga? Sencillamente, consiga un recipiente pequeño de vidrio, introduzca al insecto en su interior y luego tápelo para evitar que se escape. Déjelo en un lugar seguro durante 8 días, consiga un metro para medir el salto. Libere a la pulga y notará que no salta más allá de 5 centímetros, luego de que saltaba 1,50 centímetros…De tanto golpearse contra el vidrio para lograr su libertad, se cansó y se rindió ante la posibilidad de volverlo a intentar. Total para que hacerlo si siempre se va a encontrar con un obstáculo en el camino.
Algo similar parece suceder con algunos seres humanos que pierden una vez y el miedo al fracaso les impide volver a intentarlo, quedan adiestrados para siempre, reduciendo su existencia al conformismo.
Las excusas son precisamente formas de evadir una realidad que vemos difícil y que a lo mejor no vale la pena intentarlo para saber si es posible lograrlo. Es también una manera de manifestar nuestra mediocridad, pues se prefiere seguir haciéndolo de la misma forma en que nos da resultados, así sean pequeños. La mayoría de las personas se niegan a darse nuevas oportunidades por miedo al qué dirán, al fracaso o a los cambios.
Albert Einstein decía que la locura es hacer lo mismo, lo mismo y lo mismo, esperando resultados diferentes. Si quiere lograr algo, primero debe estar dispuesto a cambiar, porque si prefiere hacerlo de la misma manera encontrará resultados mediocres.
Además, debe entender que todo logro humano exige un precio. Dispóngase a pagar el precio que le exija la vida a cambio de eso que usted quiere y que sabe que lo merece, o de lo contrario quéjese y obstruya el paso de otras personas que si lo quieren intentar.
Generalmente, cuando se acude a una excusa para evadir una responsabilidad, es porque algo anda mal en el interior, tiene que ver con su forma de pensar, con la percepción que tiene de la vida y de las personas. Algo no está bien en su mente, es el momento para hacer una autoevaluación y apelar a la autoconsciencia, que es el primer paso de la inteligencia emocional, claro ésta surte efecto cuando logramos los cambios necesarios para aprender a vivir mejor.
Si usted padece de excusitis, entienda que todo lo que tiene que hacer para curar esta mortal enfermedad, que le impedirá lograr el éxito integral, está en su interior. Todos los días la mente produce 60 mil pensamientos, de los cuales el 99% se repiten al día siguiente.
Evalúe su pensar y allí encontrará las respuestas para tratar esta enfermedad que obstruye sus relaciones personales y lo hace a usted una persona improductiva y antipática. Todo pensamiento produce un sentimiento, pues los sentimientos son hijos del pensamiento.
Una persona que padece de excusitis permanentemente está a la defensiva poniendo en riesgo su responsabilidad y saboteando su éxito personal.
La responsabilidad, es la diferencia entre una persona reactiva y una proactiva. En la primera se ubican aquellas personas para quienes todo está mal a su alrededor, quieren que los demás se comporten como ellos, permanentemente se están quejando de todo, hablan mal de otros, carecen de plan de vida y esto les obliga a intentar estropear el éxito ajeno a través de sus comentarios y conductas. Como decía el maestro Ortega y Gasset, el mundo está cansado de tantos reactivos. Son aquellos que en el trabajo dicen, “me pagan hasta las 6, pues hasta esa hora trabajo”
Por su parte, los proactivos, son aquellas personas que están a la delantera, ellos entienden que los buenos resultados en la vida se obtienen superando obstáculos, resolviendo problemas, siendo parte de la solución y no del problema, manteniendo una actitud mental positiva. Ellos saben que el 15% de su éxito personal depende de la aptitud, el restante 85% de su actitud, y esto genera su altitud.