En la parábola de los talentos se cuenta la historia de un señor que reparte monedas a sus siervos y luego se va lejos. Después de muchos años vuelve para evaluar el desempeño de sus siervos. Lo interesante es que no reparte la misma cantidad de talentos a todos los siervos. Uno recibe 5, otro recibe 2 y otro más recibe sólo uno, de acuerdo a sus habilidades. Sin embargo, queda claro que el señor espera que todos multipliquen sus talentos, independientemente del número que hayan recibido. Al final de la historia reconoce el rendimiento de los siervos fieles por igual y se enoja con aquél quien no incrementó su capital.
Podemos deducir varias características de esta historia. La primera es que Dios no envío a ninguno de los seres humanos con las manos vacías. La segunda es el grado de responsabilidad para descubrir tus talentos o por el contrario para ignorarlos. Y, la tercera es, la manera como aplicas esos talentos al servicio de la humanidad una vez los descubres.
Alguien dijo que la verdadera felicidad consiste en descubrir lo que más te gusta hacer y luego dedicarte a esto con todo tú corazón. Es decir, descubre tú genio interior y luego pon en práctica eso para lo cual eres excelentemente bueno y que te agrada hacer con pasión.
Howard Gardner, en su teoría de las inteligencias múltiples, afirma que los seres humanos tenemos ocho tipos de inteligencia, y que éstas no son innatas, sino que son desarrolladas. Es decir tus facultades requieren disciplina para ser perfeccionadas. Estas inteligencias son, la Intrapersonal, que tiene que ver con la capacidad de mirar hacía tú interior y descubrir tú voz interna, la Interpersonal, que se relaciona con la capacidad para establecer relaciones asertivas con los demás, esta también se refiere a la inteligencia emocional, la Visual – Espacial, la Corporal – Cinética, la Verbal – Lingüística, La Lógico – Matemática, La Musical y la inteligencia Naturalista.
Según el autor, cada inteligencia define la capacidad de la persona para desempeñarse mejor en el aspecto de la vida que más se asemeje a sus facultades. Por ejemplo, alguien gusta de hablar más y de escribir, es porque su inteligencia Verbal – Lingüística está más desarrollada en él, o el que gusta de la danza, el deporte y otras actividades, es porque tienen mayores facultades para desempeñarse dentro dela inteligencia corporal – cinética.
Sin embargo, otros autores sostienen que tan sólo tenemos cuatro tipos de inteligencia. LA MENTAL, LA FÍSICA, LA EMOCIONAL Y LA ESPIRITUAL. Cada una de ellas tiene una necesidad por satisfacer, la mental es la de aprender, siempre en procura de alimentarse de información, pero dependiendo de la información con que nutras tú cerebro, acumulas sabiduría o mediocridad. La segunda, la física, tiene la facultad de Vivir, para ello es necesario nutrir al cuerpo de alimento sano, los sabios del oriente recomiendan la nutrición a través de alimento vivo y no de animales muertos. La tercera, La Emocional, tiene la necesidad de Amar, los seres humanos somos emocionales por naturaleza, damos y recibimos emociones, pero para recibir, primero debes dar y de acuerdo a lo que entregues, obtienes. La cuarta inteligencia, la Espiritual, su necesidad es la dejar un legado, de trascender, la espiritualidad tiene que ver con el conocimiento propio, es la facultad de interiorizar dentro de tí y descubrir tu voz interna, que te permite conectarte con esa fuerza superior – con Dios.
La vida se compone de un permanente equilibrio, si existe desajuste, cualquiera de las áreas de nuestra vida empieza a manifestar desorden. Por ejemplo, si eres una persona malhumorada, notarás que la parte de tú cuerpo que más sufre es tu sistema digestivo. Si acostumbras a estar atado a tú pasado y guardar rencor, a lo mejor empezarás a darle vida a un cáncer, si alguna preocupación te asiste, notarás dolores de cabeza o malestar en cualquier parte del cuerpo a través de dolor.