EL NIÑO INTERIOR

Aunque parezca difícil de aceptar, nuestro mundo interior está compuesto por varios personajes que determinan   la conducta. El Yo, el Super yo, el Yo superior y el Niño interior. Cuando estos entran en conflicto, se presentan alteraciones en la persona, generando dificultades, dolores y hasta enfermedades.

Nos centraremos en el niño interior, pues es este el personaje que más influencia tiene sobre los demás. Estudios han demostrado que de los 0 a los 6 años se forma el 85% de la personalidad,  esto significa que es en esta edad en la cual el niño está aprendiendo, asimilando todo lo que viene del exterior.  Sea positivo o negativo, queda para siempre grabado en su mente, determinando su destino como adulto.

La vida es como una película, dependiendo de lo que vivimos en la infancia reproduciremos en nuestra pantalla mental de adultos, lo mismos sucesos de la niñez, representados en dolor, amor, humor, aventura, tragedia, drama, conflicto, pobreza o enfermedad. Si la relación con tus padres fue de agresividad, castigo o maltrato, las relaciones con otras personas serán de sumisión, miedo, rebeldía y conflicto. Si, por el contrario tuviste unas muy buenas relaciones con tus padres, en las cuales hubo respeto y amor, habrá aceptación, tolerancia, interacción y alta autoestima.

La mente humana tiene varios estados de evolución. El primero es el pánico – depresivo, imaginemos a un bebé de varios meses, tiene hambre, un deseo insatisfecho, la mamá le da tetero o leche materna y cesa el llanto, fue satisfecho su deseo. Un adulto que no sobrepasó este nivel, responderá ante un deseo insatisfecho con “violencia”, situación muy común en nuestra sociedad que todo se pretende resolver por la fuerza.

El segundo estado es el pasivo – dependiente, sigamos con el ejemplo del bebé, cuando llega a una edad de 3 o 4 años, este niño, se tira al piso o arma una cantaleta por algo que desea y no se le da. La mamá lo castiga, ante lo cual el infante reacciona llorando con sentimiento, la mamá le da compasión y se acerca para consentirlo entregándole lo que él pedía a gritos. Un adulto que sigue esta etapa y no la superó, responderá ante cualquier situación difícil con “lástima”. Esta conducta suele ser de manipulación, dependencia, falta de afecto propio y baja autoestima, en este período de evolución se ubican quienes atentan contra sus vidas.

El tercer estado es perfeccionista – eficiente, aquí se ubican aquellas personas para quienes el mundo se mueve bajo reglas, cuando algo no sale como ellos querían, sus reacciones serán de conflicto. Un perfeccionista siempre tendrá aprietos porque pretenderá que los demás se comporten como él o ella, y tratará de imponer a otros su modelo de vida que a su parecer es el mejor que hay. Algunos se exceden pues sus reglas los lleva a ser demasiado moralistas o fanáticos. Estos tres primeros estados se caracterizan porque en ellos las personas que así actúan son manipuladoras, conflictivas, exigentes en exceso, dependientes y por su forma de actuar manifiestan baja autoestima.

El cuarto nivel de aprendizaje es el eficaz, diferente a eficiente, que hace las cosas a cambio de algo. El eficaz, es dueño de sus actos, se impone el respeto por si mismo que se manifiesta hacía los demás. Busca siempre el bienestar propio, tiene autoestima alta, metas y se exige para ser el mejor en todo, es independiente y asertivo en sus decisiones. Comprende que todo lo bueno tiene a cambio un precio y se dispone a pagarlo, esperando siempre lo mejor de la vida.

Estas conductas se relacionan con la manera como los padres tratan a sus hijos en el hogar. La mayoría de conflictos que tenemos los seres humanos se deben a las herencias que papá y mamá nos dejaron en los primeros años de vida. En el próximo capítulo revelaré una fórmula sencilla para sanar tú niño interior.

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